El entorno

La Venta de Goyo se encuentra situada en pleno Sistema Ibérico, al sur de las Sierras de la Demanda y de San Lorenzo, junto al mismo cauce del río Najerilla, allí donde se une con el río Urbión, en uno de los parajes más bellos de toda La Rioja.
La zona geológicamente se sitúa en el reborde nororiental de la Meseta Castellana; forma parte de un viejo zócalo paleozoico que fue levantado y posteriormente fragmentado, por lo que se pueden diferenciar distintas sierras: La Demanda, Urbión y Cebollera. No existe una formación continua o seguida, una cordillera, como ocurre en los Pirineos.

Son montañas que carecen de grandes contrastes topográficos, pero el fuerte encajonamiento de sus ríos, sin fondo de valle, de ahí la ausencia de agricultura, es quien aumenta la sensación de desnivel. Los relieves son suaves, las formas panzudas, pesadas y alomadas; no hay grandes cumbres que destaquen. La divisoria entre el Ebro y el Duero está cercana, al Sur, en los Picos de Urbión. Allí nacen el río Portilla, que se dirige al Norte, hacia Mansilla, y su paralelo, el río Urbión, que discurre hacia las Viniegras; por último al Sur, el mismo Duero.

El río Najerilla, tras su paso por Peña Rubia (junto a la presa del embalse), ha creado un paisaje jalonado de foces y estrechas gargantas repletas de meandros que, en algunas zonas, superan los 200 m. de desnivel. Su tránsito ha sido muy difícil, tan sólo un angosto camino de arrieros pudo unir las poblaciones de Anguiano con Ventrosa. De la Venta hacia Mansilla no había comunicación; la actual carretera, estrecha, sinuosa y de firme desgastado, no es más antigua que el siglo XX. Históricamente de las Siete Villas, las poblaciones de Canales, Villavelayo y Mansilla han mantenido más relación con las poblaciones burgalesas que con las riojanas. Sólo dos puentes cruzaban el río Najerilla: el puente Mocho, hoy día inservible, pues se encuentra por debajo del actual que une la LR 113 con Brieva (LR 232), y el Puente de la Hiedra, paraje singular donde hay que dejar que la vista se recree en su imagen. Unía ambas orillas formando parte del llamado “Camino Viejo”. De él no queda más que una estrecha senda que en ocasiones se apoya en largos muros hundidos y ya irrecuperables.

Nuestra sierra está cubierta de bosques, matorrales y pastizales, poco que ver con lo que fue antaño, cuando toda La Rioja era bosque, pero de la que sin duda aún podemos disfrutar, pues aún mantiene su encanto. Encinas de bosques siempre verdes con árboles robustos, de profundas raíces y densas sombras, robles quejigos y rebollos, partícipes de las dehesas boyales, extensos hayedos creadores de espacios silenciosos y umbríos, frondosas como el roble albar, abedules, fresnos, cerezos silvestres, avellanos, mostajos, arces, olmos, serbales y tilos, y por último los pinos, coníferas siempre verdes de intensos aromas a resinas. El clima es  frío en otoño e invierno, con nieve entre diciembre y mayo (hace años se mantenía todo el año en las cumbres), y húmedo en invierno y primavera; agua hay durante todo el año.

Ciervos, corzos, jabalíes, zorros, lobos, algunas nutrias, tejones, visones europeos, ginetas, gato montés, buitres, milanos, águilas, azores, gavilanes, buhos, perdices, palomas, acentores, mirlos, martines pescadores, vívoras, lagartos, culebras… todos ellos junto a nuestras preciadas vacas, caballos, ovejas y cabras son sus más fieles pobladores.

Este capítulo pretende ayudar a conocer un poco más nuestra tierra, para ello hay que estar dispuesto a recorrerla. Proponemos 22 rutas, 387 km de paseos, en su mayoría fáciles de transitar, tanto a pie (14) como en bicicleta (8). Con ánimo de dar facilidades planteamos en primer lugar un mapa general donde ver todos los recorridos; a continuación se individualiza cada una de las rutas con un plano a escala 1/25000, permitiendo acceder al track para su posterior descarga en un aparato GPS.